Se acerca la primavera 🌱y hay muchas actividades
que nos gustaría realizar.
Si aún no conoces en qué consisten estos
talleres os presentamos algunos detalles
y os invitamos a participar en su realización.
¿Cómo
surge esta actividad?
Partió de una idea
del grupo de Ecoexploradores (niñas y niños interesados en realizar actividades
relacionadas con la naturaleza y su conservación, dentro de los espacios del
colegio). Ellos plantearon la posibilidad de aprovechar el tiempo del recreo
del comedor para poder, con la ayuda de algún adulto, hacer actividades
relacionadas con el cuidado del huerto y del jardín de aromáticas, que fuera accesible
para todos los niños y niñas. También propusieron alternar estas labores con
otros talleres más dirigidos, por ejemplo, de fabricación de jabones
ecológicos que animaran a los alumnos a dejar de utilizar toallitas
desechables; sacos de olor con los restos de poda de aromáticas; hoteles de
insectos, etc.
¿Quiénes
lo hacen posible?
La dirección del
colegio que abre el espacio para que las familias puedan asistir a los alumnos durante
la realización de estas actividades.
Las familias que
voluntariamente se prestan a realizar una actividad de Ecoescuela en algún
intervalo de tiempo entre las 12.30 y las 14.30.
Los niños y las
niñas que voluntariamente se ofrecen a participar en estos talleres.
¿Cómo
se enteran los niños y las niñas?
El día de antes se
anuncia el taller en la cartulina de la Ecoescuela que se encuentra en el hall
del comedor. Las monitoras del comedor también informan sobre la actividad para que los
niños y niñas que deseen participar se apunten en un listado en función de su
turno de recreo.
El número de
alumnos que pueden participar depende del número de adultos que pueden conducir
el taller, del espacio en donde se vaya a realizar y de las características de
la propia actividad.
¿Cuáles
son los resultados?
Desde el punto de vista de la dinámica de trabajo,
esta actividad ofrece a las niñas y a los niños la oportunidad de desarrollar
sus competencias de organización del trabajo, colaboración en equipo y
responsabilidad en la ejecución de la tarea.
Desde el punto de vista social, estas
actividades crean un espacio de comunicación y cercanía entre niños y niñas de
diferentes clases que normalmente no suelen compartir momentos de juego, pero
encuentran en estas actividades una afición en común, propiciándose nuevos
lazos de amistad entre niños y niñas de diferentes edades, de gran importancia
en la prevención de conflictos.
Desde el punto de vista personal, el trabajo en
los espacios de huerto y jardín de aromáticas contribuye no solo al
mantenimiento de estos espacios, también aporta una experiencia personal
relacionada con la toma de conciencia sobre el transcurrir del tiempo a través
de la observación del crecimiento de las plantas y de los ciclos de la propia
naturaleza. Se favorece la capacidad de espera que marcan los ciclos naturales,
también el propio trabajo contribuye al disfrute de su autonomía mediante la
cual, los niños y las niñas, establecen turnos, comparten herramientas y se
respetan. Las actividades en estos espacios ayudan a que se
concentren plenamente en la tarea que realizan y se contrarresta
el exceso de estimulación ligada al mundo digital.
Desde el punto de vista ambiental, las niñas y
los niños que trabajan conscientemente en la conservación de los espacios del
colegio establecen un vínculo con los mismos y promoverán su respeto y
conservación entre sus iguales. La conexión con el medio ambiente durante la
infancia posibilita un compromiso futuro con la conservación de la naturaleza y
el desarrollo sostenible.
Después de cada taller los niños y niñas que
han participado nos preguntan cuándo se hará otro. ¡Con vuestra ayuda podremos
realizarlos más a menudo!